S I N S E N T I D O S S I N C R I T E R I O

todo es mentira excepto lo que no queremos ver

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miércoles, junio 18, 2008

barrio

El capitán fonzollo vive en un barrio que es como todos los barrios, con la única peculiaridad de que en este vive él. El capitán interactúa con las personas que comparten su parada de metro, buscando igual que ellos ese calorcito que les haga sentir que están en un pueblo, cuando no lo están. Para eso están los pueblos. Esto me hace recordar la cantidad de pueblos abandonados que hay en este país, pero eso es otra historia.

Desde el antiguo mercado distintos gremios de comerciantes jalonan el camino hasta casa. Cuando llega el verano, el capitán gusta de entrar en la frutería de la esquina porque el género es mejor que en el súper, aunque la dependienta no le tira ni media onda. ¡Qué exasperantes son los vendedores que no se implican!. "¿Por qué es usted tan fría, señora, si me encantan sus melones?". Después viene el colmadito de Rajib. Parece que sus planes de emigrar a la patria de la libertad duradera peligran igual que el títere yanqui que gobierna su país, pero mejor no pregunto porque sé que le duele y yo a Rajib desde la distancia ideológica le tengo aprecio. También me he quitado el pin de la estrella roja, porque noté que ya no me ayudaba a meter las cosas en la bolsa.

La ronda de recados no está completa sin una visita a la ferretería. El local es de aquellos antiguos con grandes cajoneras de madera cubriendo la pared. Sus dos dependientes, que se me antojan hermanos, son ese tipo de señores maduros, educados hasta rozar la cursilería, que siempre te llaman de usted y dicen "servidor" cuando devuelven el cambio. No importa que uno les haya tuteado durante años, ignorando el ancla que les mantiene en su burbuja de otra década: ellos siempre sonreirán si el cliente sonríe, o se mostrarán contrariados cuando no tengan la tuerca que necesitas. Con gran diferencia, son los favoritos del capitán. Hay un pescatero gay que parece majo pero del que, debido a la muy carnívora dieta fonzollista, faltan referencias.

Justo antes de subir a casa, el capitán hace un último recado, el más inútil y a la vez más importante: echar la primitiva. La lotera es una cincuentona con cara de alcachofa de esas que lucen una mueca que no es sonrisa ni tampoco lo contrario. Cuando le pagas no te da las gracias, te dice "valeeee", que es lo que yo decía de niño cuando me daba vergüenza decir "gracias". Se tiñe con tinte barato, y por supuesto jamás me tocan ni los reintegros. Intuyo un marido vago tumbado el fin de semana viendo fútbol. ¿Qué intuirá ella del capitán? Porque el barrio es inmutable pero yo me siento un poco distinto cada día.


4 comentarios:

ALEX producciones minimas dijo...

.. después de unas cuantas inmersiones placenteras en este rinconcito de la red, le estoy cogiendo cariño a este tal capitán fonzollo..... bicos desde la galicia.

EL CAPITAN FONZOLLO dijo...

bicooooooooooooooooooos...

Joan Guarch dijo...

...y yo me pregunto...y el estanco?...qué se sabe del estanco...es que no compra, el capitán, sellos para sus cartas?...ni tabaco para su pipa?...

EL CAPITAN FONZOLLO dijo...

pues es una buena pregunta, ¿dónde diantre estará el estanco en este barrio? la verdad es que voy sisando tabaco de aquí y de allá, ya me conoce usted...