S I N S E N T I D O S S I N C R I T E R I O

todo es mentira excepto lo que no queremos ver

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miércoles, mayo 14, 2008

suicidio en barcelona

Como gran fanático del bicing, después de un tiempo razonable como usuario se pone uno a buscarle los defectillos a este servicio por lo demás tan necesario y bien pensado. La conclusión es que su mayor defecto es el incivismo de los transeúntes, taxistas y demás fauna salvaje que puebla la ciudad de barcelona. Bajar la rambla cada día a la una de la tarde se está convirtiendo en un ejercicio de riesgo que amenaza seriamente mi integridad física, y escribo esto a modo de profecía, para que cuando me tengan que ir a ver al hospital poder decir aquello de "si ya lo sabía yo...". Como ejemplo, describiré aquí un trayecto típico: en el semáforo de plaza catalunya esquivas a un millón de turistas que cruzan contigo, te escurres por la entrada de la rambla y te lanzas cuesta abajo con una falsa sensación de seguridad, porque a la altura de la calle tallers ya vas con el timbre entre los dientes ante la marabunta que cruza sin mirar (una bici con el timbre roto es riesgo 10). Enseguida la puerta del champion, donde hay guiris con bolsas en medio de la calzada y por primera vez sientes ganas de sacar la pierna. Algo más abajo, en la calle del carmen, un semáforo traicionero y una esquina muy estrecha conjuran de nuevo contra ti: esquivas al abuelo que sale sin mirar pero al hacerlo casi se te lleva puesto una moto que venía a tu lado... blasfemias ostensiblemente, en voz alta y clara. El siguiente obstáculo es el 91 saliendo de su parada, cruzándose para ocupar el otro carril, y empieza el slalom entre los taxis que se empeñan en moverse despacito todo el tiempo, aunque el semáforo esté en rojo. Golpeas un retrovisor con la rodilla, respondes al insulto. En la boquería da igual el color del semáforo, los guiris van a cruzar sí o sí, y cuando derrapas para frenar justo en su cara y cagarte en sus muertos, te miran con expresión de "¿what's the problem?", "pues tu puta madre, hombre". Al girar a la derecha en la calle hospital piensas que lo peor ya ha pasado, pero en realidad acabas de entrar en la parte más peligrosa del recorrido: es como un encierro de san fermín en el que todos los toros se giran a por ti cuando pasas: moritos con carromato, camiones de reparto, abuelas con bastón, otras bicis en contradirección (y encima me tocas el timbre, ¡por favor!), repartidores de butano... No cal mirar al cruzar, pa qué. Aquí ya sólo la proximidad del hogar me impide liarme a codazos con el personal, y estoicamente me resigno hasta la rambla del raval a paso de burra detrás de esa furgoneta que parece que para, no para, para, no para, para... En la rambla hay un coche de la guardia urbana, con los agentes apoyados fuera tomando el sol (genio y figura). Sant antoni abad, colapso total, con un pie en el pedal y otro en la acera adelantando incontables vehículos y plantándome en els tres tombs oliendo a victoria. Otro par de semáforos y ya está aquí, mi casa, mi comida, mi gato... Antes, el trámite de dejar la bici en la parada: llegas, te acercas al único espacio libre (hoy es mi día de suerte) y... ¡mierda!

3 comentarios:

Joan Guarch dijo...

...es justo lo que yo digo...mierda!!!

...aunque pocas mierdas me hicieron reir tanto... ;)

Anónimo dijo...

demasiada gente...
demasiada escasez de ejecutores de buenas ideas...
demasiadas pocas bicis...



alguien va a organizar todo esto de una vez?


gobelinn

Valentin Barreira dijo...

jope como me ha recordado a mis paseo en mi bici (paquita) yo en las ramblas habia veces que me bajaba de la bici e iba andando.... jope.... que recuerdos................