S I N S E N T I D O S S I N C R I T E R I O

todo es mentira excepto lo que no queremos ver

.

viernes, mayo 16, 2008

vocaciones en el mar

El otro día vino un señor americano a la oficina del capitán fonzollo, como nuevo responsable de gestionar el patético entramado de obsoletas aplicaciones informáticas que le toca sufrir cada día. El capitán no es un hacker pero ha visto algo de mundo, y sabe cuando un programa es una mierda. Hace ya algún tiempo que le viene explicando a la jerarquía lo que de verdad haría falta para que la cosa rule, pero los yanquis tienen esa extraña manera de darte la razón y al mismo tiempo no hacerte ni puto caso. Ahora resulta que aparece este colega y se pone a decir exactamente lo mismo. Vaya por dios. La diferencia es que si lo dice él, el rebaño escucha. Otra diferencia fundamental: lo que para este triunfador del mundo libre es un "reto", una "oportunidad de mejorar" y una muestra de nuestra "visión de negocio", para el capitán fonzollo es una vergonzosa declaración de mediocridad, una mamarrachada, una boñiga pinchada en un palo. La discrepancia es puramente vocacional, lo reconozco, y para bien o para mal uno no vale para esto. Señores, yo desisto, cualquier otra cosa estaré en mi mesa de 9 a 6. Paso de vuestro culo, si queréis arreglar algo empezad por pegaros un tiro (sorry).

Al salir por la tarde el capitán estaba algo melancólico y con aire ausente echó a andar calle abajo. Caminó un buen rato, y cuando llegó al puerto caminó un poco más, hasta aparecer en un lugar donde no había barcos ni playa, tan sólo rocas y olas. Se puso a observar el infinito con los ojos vidriosos, preguntándose dónde coño estaría su vocación. De algún modo notó cómo la oscura inmensidad del agua aliviaba el sentimiento de impotencia por estar desperdiciando su vida. "Y sin embargo mira el mar...". El mar crea su propio horizonte, por eso es inmune al tiempo y dueño de su destino. El mar es anchura, amplitud, y cada gota puede mirar al otro lado desde una perspectiva diferente. Las personas somos a menudo estrechas de miras, y vamos con la vista clavada en el suelo siguiendo una línea que alguien trazó previamente, alguien no necesariamente más listo, alguien que simplemente llegó antes. El horizonte guarda la llave que libera las ideas cautivas de nuestra mente obtusa y atrofiada, pero nosotros seguimos bajando la cabeza, buscando respuestas prefabricadas bajo nuestros pies, por miedo a que ya no estén allí si empezamos a caminar. Por miedo a necesitar de nosotros mismos para encontrar el camino que no duele.


2 comentarios:

Joan Guarch dijo...

...no se ponga triste mi capitán...

...su bella melancolia no puede desperdiciarse por ellos..."On no n'hi ha, no en raja"...venga esa mirada al frente!!!...

...vayamos, sin pausa, rumbo al horizonte!!!...y más allá...

Anónimo dijo...

pero los yanquis tienen esa extraña manera de darte la razón y al mismo tiempo no hacerte ni puto caso

Yes